Queridos amigos,
Este mes nos alegra presentar a la poeta y escritora chilena-norteamericana Marjorie Agosín en nuestro blog. Generalmente nuestro blog es un espacio dedicado a las voces cubanas, pero de vez en cuando queremos crear un lugar para otras voces que hablan de temas de emigración, exilio, la pérdida del hogar, y la búsqueda del hogar, temas que los cubanos comparten con latinas y latinos, y con los desplazados de muchas naciones del mundo. Ahora que los cubanos luchan para sanarse de una brecha de más de cincuenta años, tenemos que situar nuestra experiencia dentro de un contexto más amplio de la emigración y preguntamos qué significa pertenecer a un hogar en nuestra sociedad globalizada de hoy en día. La narrativa y el poema de Marjorie, La casa, nos ofrecen un hogar para todos los que a veces nos sentimos sin hogar. La casa entre el cielo y el agua/The house between the sky and the sea, empieza el poema, y nos lleva en un viaje por los significados figurativos y literales del hogar con su lenguaje exquisito y evocativo. Esperamos que disfruten del viaje y nos dará un gran gusto que nos escriban.
Abrazos,
Ruth y Richard
por Marjorie Agosin
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Cuba para mí ha sido parte de mi historia social como también emocional. Moisés, mi padre en Chile, fue un médico investigador que empezó a trabajar desde la década de los cincuenta con científicos cubanos y continuo hasta los setenta. Las investigaciones en su laboratorio de la Universidad de Chile tenían que ver con la extensa gama de enfermedades tropicales. También con las formas de transmisión de estas enfermedades a través de los insectos que se encontraban en esta Isla. Recuerdo, y aun esta memoria me da mucha ilusión, cuando en uno de sus viajes a La Habana me trajo una hermosa colección de insectos cubanos. Me sentí tan feliz con este obsequio y además sentí que era una de las únicas niñas en Chile, que poseía dicha colección. Mi padre también solía contarme que los cubanos eran alegres. Que tenían el don de la risa y el placer. Una de mis memorias es la visita de una delegación Cubana que improviso con cuchillos y tenedores una maravillosa orquesta. Nunca olvidare aquella noche de Santiago donde parece que estábamos en la Habana haciendo música. La historia social y política tuvo en Chile y para nosotros enormes cambios. Dejamos Chile y nos convertimos en exiliados. Pase mi adolescencia fuera de Chile y pude entonces comprender más y más lo que significaba vivir lejos del país. Así sentí una gran afinidad con el pueblo cubano y tantos otros pueblos de la Diáspora. Pueblos marcados por turbulentas historias políticas.
Este poema La Casa, ha sido parte de mi búsqueda poética por mucho tiempo. He querido contar líricamente de la casa ancestral la casa de la infancia. Soy la editora de una colección de poemas que se llama Home y este poema nació al editar estos ensayos, escritos por mujeres, donde cuentan de lo que ha implicado para ellas el dejar la casa. Mi segunda motivación fue la reapertura de relaciones entre USA y Cuba. Al escribirlo sentí que este nuevo comienzo sería algo extraordinario abriendo paso a tantos proyectos culturales en estos dos países que ahora se acercaban en una forma más humana y más plena. Este poema nace de la profunda convicción que todos necesitamos una casa donde cobijar nuestras historias. [translated from the Spanish by David Frye] La Casa La casa entre el cielo y el agua, La llamábamos el ala del viento. Ahí conjuramos secretos, las historias De la noche, cuando el silencio se hacía canto. En ella aprendí que la poesía tenía rostro de río, A no temer a los fantasmas, Y a transitar con ellos entre las nieblas. La casa tenía puertas azules Para espantar a los malos espíritus, Y mi madre solía asomarse por las noches A mirar el mar desde ella. Casa entre el cielo y el agua, Casa con un ala de viento. En ella, anoté mis primeras palabras, Apoyé mi rostro en sus paredes de piedra, Me desnudé en la abundancia de mi alegría En aquella casa donde recibí mi primer cuaderno Para anotar los sueños. Un día huimos del país. Un día huimos de ella. También temíamos que la vinieran a demoler. En aquel tiempo era tan frágil el ser, Era todo como un cristal roto, Y las manos con una sangre espesa. Teníamos miedo. Los secretos se volvieron maldiciones, Los vecinos delatores, La alegría en un silencio. Yo era niña cuando nos fuimos Lloré una lágrima como el tamaño de un pétalo de rosa Cuando de ella Nos fuimos. No cerramos la puerta, No creíamos en los candados, Pero supe que regresarían los muertos a habitarla. Nos fuimos a otro país. Aprendimos un idioma ajeno. Vivimos en una casa ajena Con una enorme cocina y sin aromas… Y la casa con el ala de viento Regresaba a mis sueños. Yo la aguardaba como Penélope Aguardó a Ulises Envuelta en el prodigio del primer amor. Siempre la soñé, Y la guardé como quien guarda un beso o un secreto, Esa casa pequeña y abundante Donde mis padres encendían el fuego Y nos contaban historias azules. He tenido otras casas Y he andado en tantos lugares. He amado en otros cuartos Pero es en ella, la casa del ala del viento, Donde regreso para en ella vivir y envejecer. Es la casa del ala del viento, el país de la infancia. En ella mi memoria aguarda Con su puerta azul. Sabe mi nombre, Me cobija en su ala de viento. Regreso a ella para encontrar Quien fui y quien soy. Casa de cielo y agua, Casa llena de sonidos, Casa de lluvia, casa de luz, Casa donde aprendí a decir ahora Tal vez adiós.
La casa
La casa entre el cielo y el agua,
La llamábamos el ala del viento.
Ahí conjuramos secretos, las historias
De la noche, cuando el silencio se hacía canto.
En ella aprendí que la poesía tenía rostro de río,
A no temer a los fantasmas,
Y a transitar con ellos entre las nieblas.
La casa tenía puertas azules
Para espantar a los malos espíritus,
Y mi madre solía asomarse por las noches
A mirar el mar desde ella.
Casa entre el cielo y el agua,
Casa con un ala de viento.
En ella, anoté mis primeras palabras,
Apoyé mi rostro en sus paredes de piedra,
Me desnudé en la abundancia de mi alegría
En aquella casa donde recibí mi primer cuaderno
Para anotar los sueños.
Un día huimos del país.
Un día huimos de ella.
También temíamos que la vinieran a demoler.
En aquel tiempo era tan frágil el ser,
Era todo como un cristal roto,
Y las manos con una sangre espesa.
Teníamos miedo.
Los secretos se volvieron maldiciones,
Los vecinos delatores,
La alegría en un silencio.
Yo era niña cuando nos fuimos
Lloré una lágrima como el tamaño de un pétalo de rosa
Cuando de ella
Nos fuimos.
No cerramos la puerta,
No creíamos en los candados,
Pero supe que regresarían los muertos a habitarla.
Nos fuimos a otro país.
Aprendimos un idioma ajeno.
Vivimos en una casa ajena
Con una enorme cocina y sin aromas…
Y la casa con el ala de viento
Regresaba a mis sueños.
Yo la aguardaba como Penélope
Aguardó a Ulises
Envuelta en el prodigio del primer amor.
Siempre la soñé,
Y la guardé como quien guarda un beso o un secreto,
Esa casa pequeña y abundante
Donde mis padres encendían el fuego
Y nos contaban historias azules.
He tenido otras casas
Y he andado en tantos lugares.
He amado en otros cuartos
Pero es en ella, la casa del ala del viento,
Donde regreso para en ella vivir y envejecer.
Es la casa del ala del viento, el país de la infancia.
En ella mi memoria aguarda
Con su puerta azul.
Sabe mi nombre,
Me cobija en su ala de viento.
Regreso a ella para encontrar
Quien fui y quien soy.
Casa de cielo y agua,
Casa llena de sonidos,
Casa de lluvia, casa de luz,
Casa donde aprendí a decir ahora
Tal vez adiós.
Translated from the Spanish by Alison Ridley.
Marjorie Agosin es una poeta chilena americana y ademas activista por los derechos dumanos. Es una autora de numerosos libros de poesia, memorias y ensayo. Galardoneada con varios premios, entre ellos la Gabriela Mistral Medalla de Honor por el gobiernos chileno, el Pura Belpre por su novela para niños, I Lived in Butterfly Hill, premio otorgado por el American Library Association. Es profesora de Literatura Latinoamericana en Wellesey College.
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